Caso de Julio

(Las imágenes pueden verse ampliadas pinchando sobre las mismas)

Paciente mujer de 64 años que refiere dolor en la cara interna de rodilla desde hace un mes, sin antecedente traumático. El dolor es de tipo mecánico, aparece con la actividad y mejora con el reposo. A la exploración clínica la paciente tiene un arco de movimiento completo aunque en la marcha presenta un discreto flexo de 5º. La bipedestación muestra una tendencia al varo de ambas rodillas (muy común en nuestro entorno). La rodilla no aparece tumefacta, ni caliente, ni con calor local aumentado, o rubor. La palpación muestra una discreta atrofia de cuádriceps y dolor en la interlinea medial de la rodilla, así como en la meseta tibial interna. Las maniobras meniscales son discretamente dolorosas para menisco interno. No existen inestabilidad.
Se le indica que realice ejercicios de cuádriceps contra resistencia progresiva. Se le enseña a evitar la marcha en flexo y a tratar de forzar la extensión activamente. Se solicitan radiografías que se muestran a continuación:
 
 
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 Las imágenes radiográficas simples muestran un aumento de densidad en el platillo medial de la meseta tibial. Clásicamente se ha considerado esta imagen como un "cono de presión aumentada" expresión del paso de carga excesiva por dicho platillo como consecuencia de la existencia de un genu varo. En muchas ocasiones el cuadro se inicia con la percepción de un "crujido" al efectuar un movimiento de rotación por lo que se asocia con frecuencia la existencia de una meniscopatía degenerativa que provoca una perdida de la extensión completa de la rodilla y una marcha en flexo que puede condicionar la aparición de este cuadro.
Cuando se practicó una RM se apreciaron las siguientes imágenes:
RM T-1  RM T-1
Una banda hipointensa que recorre la porción medial de la meseta tibial en la imagen lateral y una zona hipointensa en la imagen anteroposterior se aprecian en T-1 como expresión de una fractura que por no tener un antecedente traumático hay que considerar como de stress.
El estudio de RM en T-2 muestra las imágenes:
 
que muestran la existencia d una zona de edema( zona blanca) y una banda negra que corresponde al trazo de la Fractura de Stress de la meseta tibial interna.

Las fracturas de stress se producen típicamente en ciertas zonas óseas especialmente en los miembros inferiores como expresión de una sobrecarga mecánica en una zona ósea que hace  además reaccionar a la naturaleza para defenderse de esa sobrecarga.
Se pueden presentar en cualquier edad, presentan una clínica poco expresiva lo que hace difícil, en ocasiones el diagnóstico. La existencia de reacciones periósticas, zonas de densidad aumentada junto a zonas de densidad normal o incluso disminuida y la no existencia de una linea fracturaria franca conduce a que se pueda efectuar un diagnóstico de malignidad que puede verse apoyado, si se efectúa un estudio anatomopatológico, por confundir los procesos reparativos fracturarios con proliferación celular tumoral osteosarcomatosa.

 
La existencia de una reacción perióstica en la zona metafisaria del peroné hizo sospechar la existencia de un osteosarcoma  y dada la escasa repercusión sobre la función de la exéresis de la zona se efectuó para estudio anatomopatológico que confirmó que se trataba de una fractura de stress.
En el caso siguiente un adolescente de 11 años acudió a Urgencias aquejando dolor en la zona metafisaria proximal de la tibia sin antecedente traumático. El paciente había practicado una larga marcha (no habitual para él) durante un campamento juvenil Se obtuvieron las siguientes radiografías:
 
que mostraban una sutil reacción perióstica en la vertiente medial de la tibia. Se sospechó la existencia de una fractura de stress tibial y se aplicó una inmovilización con yeso. Dos semanas después las imágenes de las radiografías practicadas:
 
Permitieron apreciar mejor la reacción perióstica y la esclerosis reactiva del foco de fractura que se mostraban mucho más claramente a las 5 semanas en las siguientes imágenes:
 
Esta otra paciente mujer de 40 años presentaba rubor, dolor y tumefacción en el tercio distal de la tibia sin antecedente traumático desde hacía cuatro semanas y las radiografías practicadas mostraban
 
la existencia de una banda en la porción metafisaria correspondiente a un fractura de stress metafisaria distal de tibia.
En otras ocasiones la existencia de osteosíntesis o prótesis puede hacer aparecer fracturas de stress por los cambios mecánicos a los que se sometido el hueso por los elementos metálicos implantados.
La paciente de 75 años que se muestra a continuación había sufrido fracturas en ambas caderas que había requerido tratamiento quirúrgico (Prótesis y osteosíntesis) y en uno de los controles posteriores se apreció la existencia de fracturas de stress en la pelvis sin antecedentes traumático.
La enferma solo refería la existencia de dolor de tipo mecánico con la carga durante un tiempo previo a la revisión estando asintomática en el momento de practicar las radiografías

En otras ocasiones la existencia de fracturas iterativas hace sospechar la existencia de otra patología asociada que condiciona la aparición de dichas lesiones:


Esta paciente había sufrido una fractura de cotilo derecho y del cuello femoral izquierdo de forma no simultánea (con posterioridad se fracturó además el cuello femoral  derecho) lo que hizo sospechar la existencia de un cuadro osteomalácico que estudiado condujo al descubrimiento de un tumor suprarrenal que provocó una alteración de la homeostasis cálcica causante de las fracturas.


 

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